Los reportes indican que, al menos, las personas que estuvieron ligadas con el Gobierno de Raúl Castro optaron por refugiarse en Tampa, ubicada en Florida, en lugar de Miami, el destino típico de los exiliados políticos en los Estados Unidos
Entre las personas que eligieron esta ciudad, se destacan un alto funcionario que manejó más de 700 millones de pesos cubanos en importaciones de los EEUU, el hijo de un general de las fuerzas armadas y la hija del vicepresidente Marino Murillo, informó El Nuevo Herald de Miami
Glenda Murillo, de 24 años, desertó a fines de agosto y se trasladó a la casa de una tía allí, en la que se quedará, a pesar de que tiene un joven en Hialeh. “Aquí es más tranquilo”, explicó la familia exiliada del segundo de los Castro.
De acuerdo con el periódico El Nuevo Herald, decidieron buscar refugio en Tampa para “evitar el fervor anticastrista de Miami”, pero también porque en dicho lugar es menos probable que sean reconocidos en las calles por agentes del FBI o los espías de Castro.
“Es indudable que ellos pueden tener un aterrizaje más suave en esta área”, remarcó un abogado cubanoamericano del lugar, Ralph Fernández, al diario. El hombre asegura que, al menos, otros cinco funcionarios de nivel medio a alto se han trasladado en secreto a la ciudad.
Si bien sostiene que hay un alto número de desertores cubanos en Tampa, cuya población es de 346 mil habitantes, es “imposible” conocer la cifra precisa porque la mayoría de ellos prefieren cultivar el perfil bajo e, incluso, permanecer ocultos.
Estratégicamente, Tampa fue elegida por el Partido Republicano para realizar la convención en la que se consagró a Mitt Romney como candidato a las elecciones de los EEUU. Los republicanos son partidarios de mantener una postura dura hacia Cuba.
Además, la ciudad es uno de los pocos destinos autorizados en los EEUU tanto por el Gobierno de Barack Obama, como el de Castro, para enviar y recibir vuelos provenientes de Cuba.